martes, 6 de septiembre de 2011
Sol, Solecito.
Me senté afuera de mi casa, junto a mi gato mirando al sol. Pensé, recordé y sonreí. Estos días han sido como un retiro espiritual o una especie de flashback, atiborrado de sensaciones y de fluctuaciones en mi ánimo. Hace tiempo que no lo "extrañaba", hace tiempo que no veía su rostro en cada cosa que me rodea. Todo lo que está a mi alrededor esta impregnado de él, impregnado de momentos. Y a pesar de que estoy en una constante lucha conmigo misma , a veces prefiero dejarme perder y seguir mis impulsos. Sonreír mientras escucho su voz al otro lado del teléfono es el mejor premio que una perdedora puede tener.
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