martes, 6 de septiembre de 2011

The Temper Trap - Sweet Disposition.

Había olvidado cuanto amo esta canción, junto a todas las sensaciones que me provoca. Es como si ingresara a mi cabeza e hiciera un recorrido desde lo más remoto hasta este mismísimo instante. La escuché mientras veía por tercera vez 500 días con Summer, película que también me sacude la cabeza. A veces me gustaría encapsular los momentos, guardarlos en frascos junto a canciones o frases y por qué no personas. No quiero olvidar, no quiero que el tiempo corra de mi. Mas... no quiero quedarme escondida, atada al pasado y ver como el reloj sigue su curso arrasando con todo a su paso. Últimamente el miedo se ha convertido en mi compañero, uno al que echaría encantada, pero al parecer es uno al que le he tomado cariño.
Si tan solo pudiera tomar todo lo que amo de este mundo, toda mi vida, todas esa personas que me han regalado días inolvidables y esconder todo en lo más profundo de la tierra o en lo más alto de las montañas para que estuvieran a salvo lejos del miedo y del odio. Soy afortunada de vivir, afortunada de tener unos ojos en los que reflejarme al sonreír, una mano que apretar cuando siento dolor, un gato que me salude al llegar a casa, alguien con quien reír de cosas sin sentido. Como es posible que me sesgue a ver tanta maravilla, si no hace más que destellar en frente de mis ojos.

Sol, Solecito.

Me senté afuera de mi casa, junto a mi gato mirando al sol. Pensé, recordé y sonreí. Estos días han sido como un retiro espiritual o una especie de flashback, atiborrado de sensaciones y de fluctuaciones en mi ánimo. Hace tiempo que no lo "extrañaba", hace tiempo que no veía su rostro en cada cosa que me rodea. Todo lo que está a mi alrededor esta impregnado de él, impregnado de momentos. Y a pesar de que estoy en una constante lucha conmigo misma , a veces prefiero dejarme perder y seguir mis impulsos. Sonreír mientras escucho su voz al otro lado del teléfono es el mejor premio que una perdedora puede tener.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Uñas

Me las mordí todas mientras escuchaba la televisión, una conversación ajena y a mi madre roncando. Me mordí cada una de ellas sin remordimiento. Con cada mordida había un recuerdo y mientras escuchaba en las noticias hablar de la tragedia aérea, en lo más profundo de mi ser deseaba que alguien me detuviera con un golpe en las manos.

Un segundo.

y de un segundo a otro, ya no eramos un nosotros sino dos individuos con el corazón roto.